La enfermería es una profesión moralmente responsable. Históricamente, se ha caracterizado por ser una profesión con sentido humanístico, lo cual la diferencia de las otras profesiones, incluida la medicina.
En el currículo de formación, la enfermería se considera como el eje rector del aspecto ético-humanista en los cuidados de la salud de las personas. Una cultura ética entre las enfermeras/os favorece la accesibilidad y eficacia del cuidado enfermero y salvaguardar los principios que lo rigen como la solidaridad, integridad, equidad y calidad. La relación con el mundo plantea paradojas y dilemas y la ética juega un papel trascendental en la conciencia y en las actuaciones; además, los seres humanos durante una experiencia de enfermedad son frágiles, en ocasiones sometidos al calor, frío, sed, hambre, inseguridad, fracaso, dolor y muerte.
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